La renuncia de Juan Carlos
Cortés a la Dirección General de la Financiera Nacional de Desarrollo no tomó a
nadie por sorpresa, pues desde que fue nombrado para ese cargo, al principio
del actual Gobierno, dejó en claro que una vez cumplidas las metas, en cosa de
dos años se retiraría a sus negocios particulares. Y así fue. Su paso por esa
posición ha sido de gran beneficio, no solo para la institución sino para los
agricultores y hombres del campo que recibieron lo que hace muchos años se les
había prometido: créditos baratos y oportunos para hacer producir la tierra.
El 20 de agosto de 2014, el
presidente Enrique Peña Nieto giró instrucciones para que los créditos para el
sector primario tuvieran una tasa de un dígito, esto es, menor a 9.9 por ciento
anual. Y así fue: los créditos hasta por 230 mil pesos se otorgaron con tasas
de interés preferencial del 7 y 6.5 por ciento para las mujeres pequeñas
productoras; sin garantías, sin comisiones y con la simplificación de trámites
hasta el 40 por ciento. El año pasado se beneficiaron a más de 492 mil
personas, de ellos 58 por ciento son clientes nuevos en el sistema financiero y
la cifra representa un crecimiento de 75 por ciento respecto de los 281 mil de
2013.
La Financiera Nacional de
Desarrollo atendió a 48 por ciento de los municipios marginados del país
-ubicados en su mayor parte en el sureste del país- y en 2015 les canalizó
recursos por 4 mil 098.3 millones de pesos. El índice de cartera vencida se ha
mantenido saludable ya que en 2016 se obtuvo un ICV de 3.7 por ciento, es decir
0.4 puntos porcentuales menor al obtenido en 2012. Por supuesto, aquí lo
interesante es saber cómo conseguir líneas de crédito oportunas y baratas. Esto
es, tener especialistas en líneas de Fondeo, pero de eso escribiré en otro
momento.
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